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• A medida que se calienta el Ártico, las ardillas hembra terrestres del Ártico finalizan la hibernación antes que los machos, un desajuste que trae consecuencias

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

A medida que se calienta el permafrost de Alaska, las ardillas árticas terrestres generan menos calor, lo que hace que las hembras salgan de la hibernación hasta 10 días antes que los machos, un desajuste que podría tener grandes impactos ecológicos en cascada. Los resultados de dicho estudio revelan impactos directos e indirectos del calentamiento mundial. Las temperaturas invernales desempeñan un papel fundamental en la adecuación biológica y en la dinámica poblacional para muchas especies que viven en latitudes más altas. Sin embargo, en el Ártico, donde el calentamiento ocurre con más rapidez que en la mayoría del resto de la Tierra, el aumento de las temperaturas invernales está alterando la fenología, o el ritmo, de comportamientos animales clave según la estación, como las migraciones o la hibernación. Sin embargo, a pesar del rápido ritmo de calentamiento del clima ártico, varios estudios a largo plazo fusionan registros físicos de cambio climático y respuestas de especies árticas. Para evaluar el impacto fisiológico del cambio reciente del clima en ardillas del suelo ártico (Urocitellus parryii), Helen Chmura y sus colegas combinaron registros de temperatura del suelo y del aire a largo plazo en dos lugares de la Alaska ártica con un registro de hibernación de 25 años para esta especie. Averiguaron que, en las últimas décadas, la congelación invernal del permafrost se ha ralentizado y ha cambiado el ritmo y la duración del aumento de la generación de calor del cuerpo de las ardillas durante la hibernación. Además, Chmura et al. descubrieron diferencias de sexo en las respuestas fenológicas a este calentamiento: las ardillas hembra cada vez salen antes de la hibernación, avanzando en 10 días su temporada activa primaveral durante los últimos 25 años, mientras que los machos no han cambiado su patrón. Los autores aseguran que este desequilibrio podría tener repercusiones para la dinámica de la población de ardillas terrestres árticas y el funcionamiento de las redes árticas de alimentación. Aunque la reducción de la termogénesis por el aumento de las temperaturas podría conservar la energía de las ardillas y, por lo tanto, aumentar la supervivencia invernal, el acortamiento de la temporada invernal también podría aumentar la exposición de los animales a depredadores hambrientos, alterando los índices de mortalidad, en especial para las ardillas hembra que salen antes. La diferencia fenológica entre los sexos también puede alterar las tasas de reproducción. Además, los autores afirman que en escalas cronológicas más largas, el calentamiento continuo del Ártico puede provocar cambios en el comportamiento estacional de las ardillas macho.


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