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Huellas fósiles revelan la ocupación humana en Norteamérica durante el Último Máximo Glacial

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Unas huellas humanas fosilizadas descubiertas recientemente incrustadas en el lecho de un antiguo lago demuestran que los seres humanos habitaron Norteamérica durante el Último Máximo Glacial (LGM), ocupando la región de lo que hoy es el Parque Nacional de White Sands en Nuevo México (Estados Unidos), hace entre 23 000 y 21 000 años. Los hallazgos no solo aportan pruebas definitivas sobre la antigüedad temprana de la colonización del Nuevo Mundo, sino que también indican que los humanos estaban presentes en el sur de Norteamérica antes de que los avances glaciares del LGM impidieran la migración humana desde Asia. A pesar de casi un siglo de investigación, los detalles relativos a la migración de los primeros seres humanos al continente americano y su impacto en el paisaje del Pleistoceno siguen siendo poco conocidos, y las primeras pruebas arqueológicas del asentamiento de la región suelen ser muy controvertidas. Las estimaciones actuales sobre la cronología de estos primeros ocupantes oscilan entre hace unos 13 000 años y más de 20 000. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la cronología de la expansión humana en América del Norte está limitada en gran medida por la viabilidad de las rutas migratorias actualmente reconocidas desde Asia, un corredor interior libre de hielo a través del oeste de Canadá o una ruta costera del Pacífico, que probablemente habrían estado cerradas o habrían sido difíciles de atravesar durante el LGM. Matthew Bennett y sus colegas informan del descubrimiento de una secuencia de huellas humanas in situ en superficies que datan de hace entre unos 23 000 y 21 000 años y que revelan casi 2000 años de ocupación humana en Norteamérica durante el apogeo del LGM. A diferencia de los artefactos culturales u otras pruebas de actividad humana, que pueden tener una procedencia incierta, las huellas tienen un contexto de depósito primario, fijado en la superficie impresa, y representan un momento diferenciado en el tiempo. Según Bennett et al., los análisis posteriores de las huellas sugieren que la mayoría fueron hechas por adolescentes y niños; las huellas de adultos más grandes son mucho menos frecuentes.


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