El exceso de positrones que llegan a la Tierra debe tener un origen más exótico que los púlsares cercanos, según afirman los investigadores. Sus resultados se basan en observaciones realizadas por el observatorio de rayos gamma High-Altitude Water Cherenkov (HAWC) de México, que detecta la lluvia de partículas creadas cuando los rayos gamma de alta energía colisionan con la atmósfera terrestre. Hasta la fecha, varios detectores de rayos cósmicos han descubierto que llegan más positrones a la Tierra de lo que cabría esperar. Las investigaciones previas habían apuntado a los púlsares como fuentes probables de estas partículas adicionales, siendo algunos púlsares conocidos lo suficientemente cercanos y lo suficientemente viejos como para ser las fuentes principales. En esta ocasión, AU Abeysekara ha usado el HAWC para observar dos púlsares probables, descubriendo una emisión extendida de rayos gamma alrededor de ellos. Dado que la emisión extendida es generada por electrones y positrones de alta energía, el estudio de las propiedades de estas emisiones ayudó a los investigadores a calcular hasta qué punto los positrones generados por los púlsares podrían difundirse a través del espacio. Sus resultados demuestran que los positrones generados por estos púlsares no pueden llegar hasta la Tierra. El exceso de positrones que llegan a nuestro planeta debe tener un origen más exótico, afirman los autores, tal vez debido a la aniquilación o descomposición de partículas de materia oscura, entre otras posibilidades.
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