Un análisis epidemiológico a gran escala en más de un millón de personas de Suecia ha demostrado que la extirpación del apéndice está asociada con un riesgo reducido de enfermedad de Parkinson (EP) en casi el 20 % de los casos, un hallazgo que implica que este diminuto órgano podría contribuir al inicio de dicha condición. Los investigadores informan de este hallazgo, al tiempo que solicitan más estudios epidemiológicos para confirmar el efecto de la apendicectomía en el riesgo de EP. La EP, un trastorno neurodegenerativo común e incurable, representa una masiva carga sanitaria y financiera en los EE. UU., con un millón de personas afectadas en EE. UU., que supuso más de 14 000 millones de dólares en gastos médicos en el país solo en 2010. Según las previsiones, para el año 2040 se duplicará la incidencia de la EP en EE. UU., lo que subraya la necesidad urgente de desarrollar intervenciones más efectivas. Investigaciones anteriores han demostrado que en la EP son frecuentes las anomalías en el tracto gastrointestinal, que pueden preceder a los síntomas motores hasta en 20 años. En esta ocasión, Bryan Killinger y sus colegas investigaron la conexión entre la EP y el apéndice, que se ha demostrado que contiene altas cantidades de α-sinucleína, una proteína que se agrega a los cerebros de los pacientes con EP. Estudiaron un conjunto de datos epidemiológicos que contenían información demográfica y datos estadísticos de la EP de 1,6 millones de personas en Suecia, descubriendo que la apendicectomía reducía el riesgo general de desarrollar EP en un 19,3 %. Curiosamente, la apendicectomía resultó estar asociada con el mayor efecto de reducción de riesgo entre los habitantes rurales, lo que sugiere que los efectos del procedimiento podrían contrarrestar factores de riesgo ambientales, como la exposición a pesticidas, que se han relacionado con un mayor riesgo de EP. El análisis de un segundo conjunto de datos de 849 pacientes con EP reveló que la apendicectomía se asociaba con un inicio tardío de la EP en un promedio de 3,6 años de vida más tarde. Killinger et al. también examinaron los apéndices de individuos sanos y encontraron que contenían α-sinucleína químicamente activa propensa a una agregación dañina. Según afirman los autores, deben investigarse terapias dirigidas a la acumulación de α-sinucleína en el apéndice y el intestino como posible estrategia de intervención temprana para reducir el riesgo de EP en una edad más avanzada.
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Journal
Science Translational Medicine