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Los cambios en la población y los factores de riesgo pueden triplicar los costos de la enfermedad cardiovascular en los EE. UU. para 2050

Más de 184 millones de personas, más del 61 % de la población de los EE. UU., tienen probabilidades de padecer algún tipo de enfermedad cardiovascular (ECV), y se prevé que los costos totales relacionados con la ECV se triplicarán hasta alcanzar $1.

Peer-Reviewed Publication

American Heart Association

Prohibida su publicación hasta las 4 a. m., CT/5 a. m., ET del martes, 4 de junio de 2024

DALLAS, 4 de junio de 2024 — Impulsados por una población mayor y más diversa, junto con un aumento significativo de los factores de riesgo, como la presión arterial alta y obesidad, es probable que los costos totales relacionados con las afecciones de enfermedad cardiovascular (ECV) se tripliquen para 2050, según las proyecciones de la American Heart Association, que celebra 100 años de servicio salvando vidas como la principal organización sin ánimo de lucro del mundo centrada en la salud del corazón y el cerebro para todos. Se prevé que al menos 6 de cada 10 adultos (61 %) en los EE. UU, más de 184 millones de personas, padecerán algún tipo de ECV dentro de los próximos 30 años, lo que refleja una prevalencia de la enfermedad que tendrá un precio de $1.8 billones en costos directos e indirectos.

Los nuevos datos provienen de dos nuevas recomendaciones presidenciales publicadas hoy en la revista profesional revisada por pares insignia de la Asociación, Circulation – Forecasting the Burden of Cardiovascular Disease and Stroke in the United States Through 2050: Prevalence of Risk Factors and Disease y Forecasting the Economic Burden of Cardiovascular Disease and Stroke in the United States through 2050. Los artículos que acompañan desarrollan el trabajo anterior de la Asociación para evaluar las proyecciones de la prevalencia futura de la enfermedad cardiovascular y la carga económica subsiguiente según en panorama actual.

“Con motivo del centenario de la American Heart Association, reconocemos los logros monumentales en la lucha contra la enfermedad cardiovascular, que incluye todo tipo de enfermedad cardíaca y vascular, junto con el derrame cerebral. Con el respaldo de las iniciativas de la Asociación, las tasas de mortalidad por enfermedad cardíaca se han reducido a la mitad en los últimos 100 años. Las muertes por derrame cerebral se han reducido un tercio desde la creación de la American Stroke Association en 1998”, afirmó Karen E. Joynt Maddox, M.D., M.P.H., FAHA, presidenta voluntaria de los grupos de redacción de las recomendaciones. “Sin embargo, estas continúan siendo las principales causas de muerte y discapacidad en los EE. UU. Por lo tanto, al analizar los datos para estas recomendaciones nos propusimos averiguar qué podemos esperar en los próximos 30 años e identificar los problemas específicos que debemos abordar para asegurarnos de continuar avanzando. Con estos resultados, podemos tomar medidas para revertir la tendencia de este pésimo pronóstico”.

La enfermedad cardíaca ha sido la principal causa de muerte en los EE. UU. desde la creación de la American Heart Association en 1924. El derrame cerebral es, en la actualidad, la quinta causa principal de muerte en los EE. UU. Juntos, matan a más personas que todos los tipos de cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas combinados, y las muertes anuales por enfermedad cardiovascular ahora se acercan a 1 millón en todo el país.

“Ya que la American Heart Association comienza su segundo siglo, nuestro futuro es mejorar el suyo”, afirmó Nancy Brown, directora ejecutiva de la American Heart Association. “Es fundamental cuantificar la carga total de la enfermedad cardiovascular para que podamos informar mejor las políticas e intervenciones al nivel de la comunidad y del sistema de salud necesarias para cambiar el camino actual. Reconocemos que el panorama de la salud cardiovascular va a cambiar durante las próximas tres décadas por el tsunami que generarán los crecientes costos de los cuidados de salud, el hecho de contar con una población mayor que vive más y el número cada vez mayor de personas de poblaciones con pocos recursos. Los resultados de estas importantes recomendaciones predicen serios daños a nivel humano y económico a causa de la enfermedad cardíaca y el derrame cerebral si no se hacen cambios. Sin embargo, esta no tiene que ser la realidad de nuestro futuro”.

Los aumentos de la presión arterial alta, la diabetes y la obesidad impulsarán la prevalencia de la ECV.

Clínicamente, la enfermedad cardiovascular hace referencia a un número de afecciones específicas, como enfermedad coronaria (que incluye ataque cardíaco), insuficiencia cardíaca, arritmias cardíacas (que incluyen fibrilación auricular), enfermedad vascular, defectos cardíacos congénitos, derrame cerebral e hipertensión (presión arterial alta). Sin embargo, si bien la presión arterial alta se considera un tipo de enfermedad cardiovascular, también es un gran factor de riesgo que contribuye a casi todos los tipos de enfermedad cardíaca y derrame cerebral; por lo tanto, para los fines de estos análisis, se hizo un pronóstico para la presión arterial alta separado del de todas las ECV. Esto se alinea con los 8 puntos esenciales para la vida™ de la American Heart Association, medidas clave de factores y comportamientos de salud identificados para mejorar y mantener la salud cardiovascular.

Desde 2020 (los datos más recientes disponibles) hasta 2050, los aumentos proyectados de ECV y factores de riesgo que contribuyen a ella en los EE. UU. incluyen:

  • La presión arterial alta aumentará del 51.2 % al 61.0 % y, como la presión arterial alta es un tipo de ECV, eso significa que más de 184 millones de personas tendrán un diagnóstico clínico de ECV en 2050, en comparación con 128 millones en 2020.
  • La enfermedad cardiovascular, que incluye el derrame cerebral (pero que no incluye la presión arterial alta) aumentará del 11.3 % al 15.0 %, de 28 millones de adultos a 45 millones.
  • La prevalencia del derrame cerebral prácticamente se duplicará de 10 millones de adultos a casi 20 millones.
  • La obesidad aumentará del 43.1 % al 60.6 % y afectará a más de 180 millones de personas.
  • La diabetes incrementará del 16.3 % al 26.8 % y afectará a más de 80 millones de personas.
  • La presión arterial alta tendrá más prevalencia en individuos de 80 años en adelante; sin embargo, la cantidad de personas con hipertensión será la más alta, y continuará en ascenso, en adultos más jóvenes y de mediana edad (20 a 64 años de edad).
  • La obesidad tendrá la mayor prevalencia y el mayor aumento en personas de entre 20 y 64 años, con más de 70 millones de adultos jóvenes con una dieta deficiente.

Buenas noticias: las personas están eligiendo estilos de vida más saludables.

A pesar del aumento pronosticado en la prevalencia y los costos de la enfermedad cardiovascular, hay algunas tendencias positivas que informar. Más adultos en los EE. UU. están adoptando los comportamientos saludables de los 8 puntos esenciales para la vida de la American Heart Association, y se espera que las tasas de prevalencia de la mayoría mejoren:

  • Los índices de actividad física insuficiente mejorarán del 33.5 % al 24.2 %.
  • Los índices de tabaquismo caerán casi la mitad, del 15.8 % al 8.4 %.
  • Si bien más de 150 millones de personas tendrán una dieta deficiente, al menos eso significa una leve mejora del 52.5 % al 51.1 %.

“Es extremadamente prometedor ver la mejora de estos comportamientos de salud, ya que indican movimiento por parte de los individuos que toman el control de su salud y hacen un cambio positivo. Me da especial satisfacción ver que los índices de tabaquismo caen sustancialmente, ya que la adicción al tabaco es uno de los factores más letales que han repercutido en la enfermedad cardiovascular en el último siglo”, afirmó Joseph C. Wu, M.D., Ph.D., FAHA, presidente voluntario actual de la American Heart Association, director del Stanford Cardiovascular Institute y profesor Simon H. Stertzer de medicina y radiología de la Facultad de Medicina de Stanford. “Sin embargo, aunque podemos celebrar estos triunfos, debemos saber que nuevos desafíos continúan amenazando muchas décadas de avance. Los resultados de estas recomendaciones identifican una tendencia perturbadora, ya que se prevé que muchos de estos aumentos ocurran en la población más joven, lo que constituye un futuro alarmante”.

Generaciones futuras en riesgo: preocupación por tendencias de factores de riesgo de ECV en niños

Los análisis también observaron las proyecciones para los niños, y hubo tendencias preocupantes en los factores de riesgo clave que también se destacaron en la población adulta.

  • Se estima que la obesidad en los niños (de entre 2 y 19 años) aumentará del 20.6 % en 2020 al 33.0 % en 2050, lo que significará un incremento de 15 millones de niños con obesidad a 26 millones; se observarán los aumentos más altos en niños de 2 a 5 años y de 12 a 19 años.
  • Se prevé que la prevalencia de la actividad física insuficiente y la dieta deficiente en niños se mantendrá alta en casi 60 % cada una, lo que superará los 45 millones de niños en 2050.

Persistencia de disparidades raciales y étnicas

“Encontramos mayores aumentos en la prevalencia de ECV y factores de riesgo y en la cantidad de personas con estas afecciones en personas de orígenes raciales y étnicos diversos”, afirmó Joynt Maddox, profesor adjunto de medicina de la Facultad de Medicina de la Washington University en St. Louis. “Parte de ello se debe a cambios demográficos en los EE. UU., y las proyecciones sugieren que las poblaciones asiáticas e hispanas casi se duplicarán para 2060. Sin embargo, mucha de esta desigualdad que vemos en la ECV y los factores de riesgo sigue atribuyéndose al racismo sistémico, así como a factores socioeconómicos y acceso al cuidado”.

Entre los adultos de 20 años en adelante, las proyecciones indican:

  • Los adultos negros tienen la mayor prevalencia de hipertensión, diabetes y obesidad, junto con la mayor prevalencia proyectada de sueño insuficiente y dieta deficiente.
  • La cantidad total de personas con ECV aumentará más entre los adultos hispanos, con números más altos observados también entre las poblaciones asiáticas.
  • Los adultos asiáticos tienen la mayor prevalencia proyectada de actividad física insuficiente.
  • El grupo agregado de indios americanos/nativos de Alaska (AI/AN)/adultos multirraciales tendrá la prevalencia proyectada más alta de tabaquismo.

En los niños, las proyecciones indican:

  • Los niños negros tendrán la mayor prevalencia de hipertensión y diabetes.
  • Los niños hispanos tendrán la prevalencia más alta de obesidad y el mayor incremento proyectado en hipertensión, diabetes y obesidad.
  • Los niños asiáticos e hispanos tuvieron la mayor prevalencia de actividad física insuficiente.
  • Los niños AI/AN/multirraciales tendrán la prevalencia más alta de tabaquismo.
  • Los niños blancos y negros tendrán la mayor prevalencia de dieta deficiente.
  • El incremento absoluto en cada factor de riesgo será el más alto en niños hispanos, lo que refleja tendencias más amplias en el crecimiento de la población.

La enfermedad cardiovascular tiene un alto precio

“No es sorpresa que un enorme aumento en los factores de riesgo y enfermedades cardiovasculares generará una carga económica sustancial, alrededor de $1.8 billones para las enfermedades cardiovasculares proyectadas para 2050”, afirmó Dhruv S. Kazi, M.D., M.Sc., M.S., FAHA, vicepresidente voluntario de los grupos de redacción de las recomendaciones. “Esto casi triplica los costos directos e indirectos totales de la enfermedad cardiovascular en las próximas tres décadas y casi duplica el impacto económico de la ECV como una proporción del producto bruto interno de los EE. UU., con un incremento del 2.7 % en 2020 al 4.6 % en 2050”.

Los gastos totales de la ECV abarcan “costos directos” como los costos reales de cuidados de salud, así como “costos indirectos”, como muerte prematura y pérdida de productividad económica, que puede incluir el tiempo de licencia para buscar atención o la incapacidad para trabajar debido a una discapacidad. El comité de redacción analizó estos costos en relación con las afecciones de salud y los factores de riesgo individuales, junto con la inflación proyectada y el costo en aumento de la salud y los cuidados de salud en total.

Las proyecciones económicas clave incluyen:

  • El aumento de los costos totales de la ECV se debe principalmente a que se prevé que los costos de cuidados de salud directos casi se cuadruplicarán, y se estima que subirán de $393 000 millones en 2020 a $1.4 billones en 2050.
  • Como se prevé que los costos de cuidados de salud crecerán mucho más rápido que las pérdidas de productividad, los costos de cuidados de salud constituirán una proporción más grande del costo total de ECV en el futuro, del 63 % en 2020 al 80 % en 2050.
  • El derrame cerebral será uno de los principales impulsores de los mayores costos de salud, con una subida al 535 %, de $67 000 millones a $423 000 millones. Esto se debe al envejecimiento de la población, dado que los derrames cerebrales suelen ocurrir, en promedio, diez años después de eventos coronarios, y a aumentos en la hipertensión, que es un gran factor de riesgo para el derrame cerebral.

El envejecimiento de la población y los cambios demográficos impulsan la carga de ECV

“En el panorama de la enfermedad cardiovascular en los EE. UU., se ve la llegada de una tormenta casi perfecta. En la última década, se ha visto una subida de los factores de riesgo cardiovasculares, como presión arterial alta descontrolada, diabetes y obesidad, y cada uno de ellos aumenta los riesgos de desarrollar enfermedad cardíaca y derrame cerebral”, afirmó Kazi, titular de farmacoeconomía y director asociado del Richard A. and Susan F. Smith Center for Outcomes Research in Cardiology y director de la unidad de cuidados cardíacos críticos del Beth Israel Deaconess Medical Center en Boston.

Kazi señala que estos factores de riesgo están aumentando incluso en niños y adultos jóvenes. Y esto está sucediendo en un momento de cambios demográficos trascendentales.

“Los últimos bebés de posguerra cumplirán 65 en 2030, por lo tanto, 1 de cada 5 personas en los EE. UU. tendrá más de 65 años, y así superarán en cantidad a los niños por primera vez en la historia de los EE. UU. Como el riesgo cardiovascular aumenta con la edad, el envejecimiento de la población incrementa la carga total de la enfermedad cardiovascular en el país. Y finalmente prevemos que las poblaciones hispanas, asiáticas y multirraciales crecerán más del doble en las próximas décadas”, afirmó Kazi. “Para el 2060, más de dos tercios de los niños pertenecerán a poblaciones subatendidas y privadas de sus derechos que tradicionalmente tienen mayores tasas de enfermedad cardiovascular y factores de riesgo. Incluso después de ajustar el efecto de la inflación, proyectamos una cuadruplicación específica de los costos de cuidados de salud relacionados con la enfermedad cardiovascular, junto con un amplio costo de productividad perdida por muerte prematura y discapacidad”.

Como con la prevalencia, los aumentos proyectados de los costos de la ECV varían entre los grupos demográficos:

  • Los mayores aumentos se observan en los adultos más jóvenes y más ancianos de los EE. UU.
  • Mientras que se prevé un menor gasto en salud para las mujeres que para los hombres tanto en 2020 como en 2050, el aumento de los costos durante este período es mayor para las mujeres que para los hombres.
  • Se prevé que los gastos de las poblaciones asiáticas e hispanas suban cerca de un 500 % en cada grupo.
  • El mayor incremento en los costos se dará en las personas con Medicare, de $384 000 millones a $1.2 billones, un aumento del 214 %.

Salud y esperanza para todos: no es demasiado tarde para cambiar

Al presentar los incrementos proyectados a 30 años en prevalencia y costos relacionados con la ECV, el grupo de redacción señalo que estas estimaciones no están escritas en piedra. Las intervenciones adecuadas y los enfoques enérgicos para reducir los factores de riesgo podrían cambiar el rumbo, y el grupo presentó dos escenarios en los que esto podría ocurrir:

  • El primer escenario estimó que reducir la prevalencia de la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes y la obesidad en aproximadamente un 10 % y mejorar el control de la presión arterial, el azúcar en sangre y el colesterol aproximadamente un 20 % daría como resultado una reducción de entre 17 % y 23 % de casos de enfermedad cardíaca y derrame cerebral y de muertes cardiovasculares. Estas intervenciones podrían equivaler a 1.2 millones menos de eventos de ECV y derrame cerebral, y a 240 000 muertes menos por ECV y derrame cerebral anualmente para 2050.
  • Un segundo escenario previó que mayores reducciones de factores de riesgo, en particular la reducción de la obesidad a la mitad y la duplicación del control de los factores de riesgo, podrían generar reducciones incluso mayores de hasta el 30 % al 40 % en tasas de eventos y mortalidad en 2050. Estas reducciones podrían dar como resultado 2.3 millones menos de eventos de ECV y derrame cerebral y más de 450 000 vidas salvadas anualmente para 2050.
  • Ambos escenarios suponían que las intervenciones comenzaban en 2025 y tardaban 5 años en alcanzar su plena implementación.

“Podemos torcer la curva de los costos de la enfermedad cardiovascular, pero esto requerirá inversiones estratégicas en la prevención y el tratamiento cardiovasculares”, afirmó Kazi. “Parte de este trabajo debe llevarse a cabo en el sistema de cuidados de salud, garantizar que los tratamientos eficaces lleguen a pacientes que tengan mayores probabilidades de aprovecharlos, pero parte del trabajo es anterior al sistema de salud: garantizar que las personas tengan acceso a los recursos necesarios para llevar vidas saludables, para lograr los 8 puntos esenciales para la vida que son fundamentales para la salud cardiovascular. Para que esto suceda, deberemos trabajar todos juntos”.

Wu señaló que muchas de estas tendencias adversas pueden revertirse, ya que la American Heart Association ha contribuido a liderar avances en ciencia, políticas y cuidados de salud en el último siglo, lo que ha tenido efectos significativos en la prevención de eventos y muertes relacionados con ECV y en ayudar a las personas a vivir vidas más largas y saludables, incluso después de un ataque cardíaco o derrame cerebral.

“Los descubrimientos científicos son esenciales para nuestro éxito. Si bien nuestro análisis de previsión no pudo tenerla en cuenta, la aprobación reciente de los agonistas del péptido similar al glucagón tipo 1 y de fármacos relacionados para tratar la diabetes y la obesidad puede producir un cambio radical en nuestro enfoque médico en relación con estas afecciones”, afirmó. “El próximo tratamiento que cambie y salve vidas puede estar desarrollándose en una placa de Petri en este momento. Debemos redoblar nuestros esfuerzos y apoyo para el financiamiento de investigación de vanguardia que pueda derivar en enfoques tan innovadores que todavía no existen siquiera en nuestra imaginación”.

“Debemos asegurarnos de que estos enfoques estén al alcance de todos. Si la pobreza, el racismo estructural o los factores sociales negativos impiden que incluso una persona viva la vida más sana posible, no hemos cumplido nuestra misión. Se necesitan cambios más amplios en las políticas públicas y en los sistemas para tratar las causas raíz de estas desigualdades persistentes”, afirmó Brown. “El envejecimiento de nuestra población exige una dotación de personal y una infraestructura cardiovascular mejoradas, lo que incluye acceso a centros y recursos de cuidado a largo plazo. Debemos apoyar mejor a nuestros niños y a sus familias para que reconozcan los efectos que las decisiones de salud tomadas hoy tendrán en nuestra salud en los próximos años. Lo que es más importante, debemos asegurarnos de que cada persona en los EE. UU. tenga acceso a cuidados de salud de calidad y económicos.

Ella señaló que las intervenciones clínicas y en la salud pública que se necesitan de forma urgente para revertir las tendencias identificadas en las recomendaciones presidenciales deben figurar entre las máximas prioridades con grandes inversiones a nivel nacional.

“Al entrar en nuestro segundo siglo de salvar vidas, la American Heart Association alienta a cada individuo, empresa, escuela y comunidad a unirse para cambiar el futuro de la salud, por nosotros, nuestros seres queridos y los diversos lugares en los que vivimos, trabajamos y jugamos”, afirmó Brown. “Con casi 40 millones de personas, nuestros voluntarios, donantes, defensores, personal y otros colaboradores liderarán la tarea para identificar e implementar soluciones reales a estos problemas bien reales, a medida que promovemos la salud y la esperanza para todos, en todo el mundo”.

Para obtener más información sobre las métricas específicas a las que se les hizo seguimiento en las recomendaciones, consulte aquí.

Los nombres de los autores adicionales y los datos públicos de los autores se encuentran en los manuscritos.

Recursos adicionales:

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Acerca de la American Heart Association 

La American Heart Association es una fuerza implacable que trabaja para lograr un mundo con vidas más largas y saludables. Nos dedicamos a garantizar la igualdad en materia de salud en todas las comunidades. A través de la colaboración con numerosas organizaciones y el impulso de millones de voluntarios, financiamos investigaciones innovadoras, defendemos la salud pública y compartimos recursos para salvar vidas. La organización con sede en Dallas ha sido una fuente de información sobre salud líder durante un siglo. Durante 2024, el año de nuestro centenario, celebraremos 100 años de historia y logros relevantes. Mientras nos preparamos para el segundo siglo de descubrimiento e impacto, nuestra visión es promover la salud y la esperanza para todos, en todo el mundo. Conéctese con nosotros en heart.orgFacebookX o llamando al 1-800-AHA-USA1.    


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