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El interruptor del solsticio: Los efectos del calentamiento sobre la senescencia foliar en otoño dependen del tiempo

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

El mecanismo por el que las hojas de los árboles de las regiones templadas y boreales responden al cambio climático sigue siendo incierto. En esta ocasión, un nuevo estudio sobre los bosques del norte informa que, si bien el calentamiento climático al principio de temporada –que se produce antes del solsticio de verano– tiende a asociarse con la senescencia foliar a principios del otoño, el calentamiento a finales de temporada –después del solsticio de verano– tiene el impacto opuesto, retrasando el inicio de la senescencia de las hojas en otoño. "Los modelos mejorados de desarrollo y crecimiento de las plantas bajo el cambio climático deberán incorporar la reversión de los efectos del calentamiento después del solsticio de verano", escriben Constantin Zohner y sus colegas, autores del estudio. El cambio climático ha provocado cambios en las estaciones de crecimiento de las plantas. Por ejemplo, la investigación muestra que el comienzo de la temporada de crecimiento de los árboles boreales y templados –cuando las hojas emergen durante la primavera y los árboles comienzan a fotosintetizar– ocurre, en promedio, dos semanas antes de lo que ocurrió durante los siglos XIX y XX. De modo similar, el final de la temporada (FDT) –cuando las hojas de otoño mueren y caen– se está retrasando. Estos cambios no solo afectan al rendimiento de los árboles, sino que también pueden conducir a cambios en la estructura y el funcionamiento del ecosistema, afectando a los ciclos biogeoquímicos globales. Una temporada de crecimiento más prolongada podría significar, por ejemplo, un mayor secuestro de carbono en los bosques. El momento del FDT depende en gran medida de dinámicas interacciones ambientales y biológicas que no se entienden bien. Empleando una combinación de datos satelitales, terrestres, de flujo de carbono y experimentales, Zohner y sus colegas evaluaron cómo se relaciona la senescencia foliar en los bosques del norte con distintas señales ambientales, incluidas la duración del día, la temperatura y la fotosíntesis a principios de temporada. En el 84 % del área de estudio, Zohner et al. encontraron que el calentamiento tenía efectos opuestos sobre la senescencia foliar en función del momento en el que se produjera el calentamiento. Según estos hallazgos, el aumento de las temperaturas y el crecimiento de las hojas antes del solsticio de verano se correlacionó con el inicio más temprano de la senescencia foliar en una tasa de aproximadamente 2 días por grado Celsius (°C) de calentamiento. Las temperaturas más cálidas después del solsticio retrasaron la senescencia foliar de otoño en aproximadamente 2,5 días por °C. "El interruptor del solsticio en la respuesta fisiológica de los árboles a la temperatura calibra sus ritmos estacionales y media en cómo reaccionan a las temperaturas cálidas o frías, ahora y en el futuro", afirman los autores.

Para los periodistas interesados en tendencias, un estudio de Science de 2020 que informa de los resultados de un análisis a gran escala de los árboles europeos informó que el calentamiento climático estaba causando la caída de las hojas de los árboles ya a principios de otoño. Los resultados se basaban en una creciente evidencia de que el crecimiento de las plantas está limitado por la capacidad de los tejidos de los árboles para utilizar y almacenar carbono.


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