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La codorniz podría ser el reservorio desconocido de los virus Toscana y siciliano

Virus en aves migratorias

Peer-Reviewed Publication

University of Barcelona

La codorniz podría ser el reservorio desconocido de los virus Toscana y siciliano

image: El profesor Jordi Serra-Cobo, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona. view more 

Credit: UNIVERSIDAD DE BARCELONA

La codorniz podría ser el reservorio desconocido del virus Toscana (TOSV) y del virus siciliano de la fiebre por flebótomos (SFSV), unos patógenos transmitidos por mosquitos que pueden infectar a los animales domésticos y también causan enfermedades en humanos. Esta conclusión se desprende de un estudio publicado en la revista Frontiers in Microbiology, dirigido por Jordi Serra-Cobo, profesor de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona, y Remi Charrel, de la Universidad de Ais-Marsella (Francia).

Ésta es la primera vez que se encuentran anticuerpos neutralizantes de los virus TOSV y SFSV en pájaros salvajes. «Hasta ahora no se conocía cuál era el reservorio de estos dos virus pese a haberse buscado desde hace años. Se habían propuesto los perros y los murciélagos como reservorio, pero los resultados mostraron que ninguno de ellos lo era», detalla Jordi Serra-Cobo, experto en estudios epidemiológicos con murciélagos como reservorios naturales de agentes infecciosos como los coronavirus.

En el trabajo, cuya primera autora es Nazli Ayhan, de la Universidad de Ais-Marsella, también participan José Domingo Rodríguez Teijeiro, Marc López-Roig, Dolors Vinyoles y Abir Monastiri (Facultad de Biología de la UB e IRBio) y Josep Anton Ferreres (Facultad de Biología de la UB).

Virus emergentes en la cuenca mediterránea

Los virus TOSV y SFSV pertenecen al género Phlebovirus y se consideran patógenos emergentes. Son virus esféricos, tienen una cadena sencilla de ARN —con alta tasa de mutaciones— y se transmiten por picaduras de mosquitos (género Phlebotomus), unos insectos presentes sobre todo en las zonas más cálidas y secas de la península Ibérica. Estos virus están distribuidos en la mayoría de países mediterráneos de Europa occidental, además de Chipre y Turquía. Sin ninguna vacuna eficaz, las medidas de vigilancia epidemiológica, control y prevención para evitar las picaduras de los flebótomos son decisivas para evitar las infecciones víricas.

«Tanto TOSV como SFSV se han detectado en varios animales domésticos (perros, gatos, cabras, caballos, cerdos, vacas), pero también pueden infectar a los humanos y causar enfermedades», detalla el investigador, miembro del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la UB.

En el caso de los humanos, las infecciones por feblovirus no suelen presentar síntomas y con frecuencia originan un cuadro febril de tres días —la fiebre de papatasis— muy similar a una gripe. «El SFSV puede ocasionar un período con mucha fiebre, pero de corta duración, acompañado por dolor de cabeza, erupción cutánea, fotofobia, dolor ocular, mialgia y malestar general. El TOSV puede causar las mismas manifestaciones que el SFSV, pero también puede ser responsable de varios signos neurológicos centrales o periféricos, como meningitis y encefalitis. De hecho, parte de las encefalitis producidas en verano son ocasionadas por el TOSV», destaca Serra-Cobo.

Virus en aves migratorias

Los resultados del nuevo estudio apuntan a que los pájaros podrían ser el reservorio o los agentes amplificadores de estos virus. A partir de las aves infectadas, los mosquitos pueden infectarse y después picar a los animales o personas. En concreto, el trabajo pone de relieve el papel relevante de las codornices (Coturnix coturnix) en la dinámica de infección de los flebovirus.

«Las aves migratorias tienen un papel importante en la transmisión de enfermedades por su gran movilidad de una zona a otra, lo que las convierte en potenciales vectores de enfermedades que pueden afectar a los animales domésticos y la salud humana», subraya Serra-Cobo.

«La codorniz común es una especie migratoria y también cinegética, lo que potencia la posible transmisión de enfermedades por contacto directo a través de la cadena alimentaria. En este contexto, la detección periódica de patógenos es de gran importancia para predecir futuros riesgos de enfermedades tanto para la vida salvaje como para los humanos», concluye el investigador.

 

 


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