Prohibida su divulgación hasta las 4 a. m. CT/5 a. m. ET, lunes, 31 de octubre del 2022
DALLAS, 31 de octubre del 2022 — Experimentar un encuentro violento, aunque sea una vez, con una pareja o familiar puede aumentar el riesgo de que un adulto joven sufra un ataque cardíaco, un ataque o derrame cerebral o una hospitalización por insuficiencia cardíaca años después, según una investigación preliminar que se presentará en las Sesiones científicas del 2022 de la American Heart Association. La reunión, que se celebra de manera virtual y presencial en Chicago del 5 al 7 de noviembre del 2022, es un intercambio mundial de los últimos avances científicos, investigaciones y actualizaciones de la práctica clínica basada en la evidencia en la ciencia cardiovascular.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la violencia de la pareja íntima se define como el abuso o la agresión física, emocional o mental que se ejerce en una relación amorosa por parte de un cónyuge o pareja actual o anterior. Incluye violencia física, violencia sexual, acoso y agresión psicológica, lo cual comprende la comunicación verbal o no verbal con la intención de dañar mental o emocionalmente a la pareja o de ejercer control sobre esta. Alrededor de una (1) de cada cuatro (4) mujeres y casi uno (1) de cada diez (10) hombres indicaron haber sufrido violencia sexual, violencia física o acoso por parte de su pareja en algún momento de su vida, y manifestaron algún tipo de impacto relacionado con la violencia de pareja. Más de 43 millones de mujeres y 38 millones de hombres en Estados Unidos han sufrido agresiones psicológicas por parte de una pareja íntima durante su vida, según las estadísticas actuales de los CDC.
Las mujeres de entre 18 y 34 años suelen ser víctimas de los índices más elevados de violencia de pareja, según la Línea Directa Nacional contra la Violencia Doméstica.
“Cada vez hay más pruebas que relacionan la violencia de pareja, que es un trauma mental y físico importante, con los resultados cardiovasculares adversos”, afirmó la autora principal del estudio, Kathryn Recto, candidata al programa de doble titulación M.D./M.P.H. de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern en Chicago. “La mayor parte de las pruebas actuales se limitan a los propios informes de salud cardiovascular y a los análisis de un único momento, por lo que es muy interesante que este estudio, en el que se realizó un seguimiento de los participantes durante casi 30 años, haya sido capaz de detectar una asociación”.
El personal de investigación recopiló información sobre hospitalizaciones y procedimientos médicos ambulatorios durante los exámenes rutinarios y las citas anuales. Si hubo alguna hospitalización o visita ambulatoria, los médicos solicitaron las historias clínicas y las utilizaron para revisar los eventos clínicos de enfermedades cardiovasculares (ECV). En este estudio, se analizó si una exposición anterior a la violencia de pareja podría estar relacionada con la salud cardiovascular futura y cómo estas asociaciones pueden manifestarse durante la vida de una persona.
Los investigadores evaluaron los datos del estudio Coronary Artery Risk Development in Young Adults Study (CARDIA), un estudio a largo plazo que comenzó en 1985, con más de 5,000 adultos tanto de raza blanca como negra, de entre 18 y 30 años en el momento de la inscripción, para examinar los factores que contribuyen al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. En CARDIA, se inscribió a los participantes en cuatro centros diferentes de las siguientes ciudades de Estados Unidos: Birmingham (Alabama), Chicago, Mineápolis y Oakland (California). El estudio se diseñó para incluir una cantidad similar de personas en cada centro con características de base similares según la raza, el sexo y el nivel educativo. Cerca de la mitad de los participantes en el estudio CARDIA (un 51.5%) se autoidentificó como adulto de raza negro; un 54.5% eran mujeres y un 60% de los participantes había cursado estudios posteriores a la enseñanza secundaria.
Se solicitó a los participantes en el estudio que participaran en citas médicas de seguimiento cada 2 a 5 años. Si bien el objetivo de cada consulta variaba, durante los 28 años de seguimiento se recopilaron datos sobre diferentes factores de riesgo relacionados con las enfermedades cardíacas, como la presión arterial, la glucosa, el colesterol, los patrones dietéticos, la composición corporal, el abuso de sustancias, las pruebas de resonancia magnética (RM), la salud psicológica y los antecedentes familiares, así como afecciones de salud como problemas cardíacos, diabetes de tipo 2 y sus complicaciones, apnea del sueño, resultados adversos del embarazo, problemas renales, hepatopatía, cáncer, enfermedades respiratorias, depresión y muerte.
Para este análisis, los investigadores examinaron los cuestionarios completados entre 1987 y 1988 por más de 4,300 personas a fin de evaluar la exposición a la violencia doméstica. En la encuesta, se preguntaba con qué frecuencia durante el último año tuvieron una discusión violenta con las siguientes personas: 1) con el cónyuge/pareja (pareja íntima); 2) con un familiar que no fuera el cónyuge/pareja; 3) con otra persona que conocían y 4) con alguien que no conocían. También se les preguntó si tenían un arma en casa para protegerse. Posteriormente, los investigadores tabularon y revisaron las respuestas de la encuesta y analizaron modelos estadísticos para relacionar las respuestas con los ataques cardíacos no mortales, los ataques o derrames cerebrales no mortales, la hospitalización por insuficiencia cardíaca y la muerte relacionada con otras causas cardiovasculares entre los participantes. El análisis se ajustó según factores de riesgo, como el índice de masa corporal, el tabaquismo, los trastornos nerviosos o mentales diagnosticados por un médico o personal de enfermería, el diagnóstico de diabetes de tipo 2, etc., a fin de examinar la relación entre la exposición a la violencia de pareja y la incidencia de eventos cardiovasculares o la muerte.
El análisis de los datos reveló la siguiente información:
- Las personas que, al inicio del estudio, informaron haber estado expuestas a la violencia de pareja en el último año también tenían un mayor consumo de alcohol (16 milímetros/día o 0.5 onzas/día entre las que informaron haber estado expuestas a violencia de pareja frente a 11 ml/día o 0.4 onzas/día) en comparación con las que no estuvieron expuestas. Además, fumaban más (3.3 paquetes al año para las personas que habían sufrido violencia de pareja frente a 2.4 paquetes al año para las que no estuvieron expuestas) y era más probable que informaran tener depresión (un 8.3% para las personas expuestas frente a un 6.0% en las que no estuvieron expuestas) en la encuesta realizada al inicio del estudio.
- Un 62% de los participantes que declararon haber sufrido violencia de pareja eran adultos negros, y un 38% eran adultos blancos.
- Cuando se realizó un ajuste por edad, sexo y raza, la exposición a la violencia de pareja o a la violencia familiar se asoció a un riesgo aumentado de, al menos, un 34% de probabilidades de sufrir eventos cardiovasculares y a un riesgo aumentado de, al menos, un 30% de probabilidades de fallecer por cualquier causa.
- Haber tenido más de un episodio de violencia con una pareja íntima en el último año también aumentaba el riesgo de muerte por cualquier causa en un 34% de los casos tras un ajuste adicional por factores de riesgo cardiovascular. El aumento del riesgo de muerte fue de un 59% entre las personas que declararon que el episodio de violencia involucró a un miembro de la familia que no era su cónyuge/pareja; de un 34% si el episodio involucró a otra persona que conocían y de un 26% si involucró a alguien que no conocían.
“Los resultados indican que la violencia de pareja parece estar muy relacionada con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares o de muerte”, mencionó Recto. “Es fundamental que conozcamos mejor la asociación entre estos dos problemas de salud pública para poder desarrollar e implementar mejores intervenciones. Esperamos que nuestro estudio fortalezca la necesidad de que los médicos realicen un examen preventivo de rutina en el que se evalúe la violencia de pareja, especialmente porque las personas con antecedentes de violencia de pareja pueden necesitar una mayor supervisión si se desea detectar un mayor riesgo de eventos cardiovasculares en el futuro”.
Randi Foraker, Ph.D., M.A., FAHA, vicepresidenta del Comité Científico de Epidemiología y Prevención de Ataques o Derrames Cerebrales (Epidemiology & Cardiovascular Stroke Nursing Prevention Science Committee) de la American Heart Association, señaló que el resumen utiliza los mejores datos disponibles sobre la violencia y los factores de riesgo cardiovascular modificables entre los adultos jóvenes para elaborar “nuestra mejor estimación del riesgo cardiovascular atribuible a la violencia”.
“Los autores tuvieron cuidado de ajustar otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular modificables, como el tabaquismo, el alcohol y la depresión, a fin de reducir el impacto de estos factores de riesgo en el análisis”, mencionó Foraker, profesora de medicina y directora del Centro de Informática de la Salud de la Población2 de la Escuela de Medicina de la Washington University en St. Louis. “En este trabajo, se destaca la necesidad de aumentar la supervisión de los individuos que experimentan incidentes de violencia para detectar el riesgo de enfermedad cardiovascular y controlar los factores de riesgo”.
Los autores del estudio también señalaron que las investigaciones futuras deberían analizar las vías bioquímicas que podrían asociar la violencia de pareja con las enfermedades cardiovasculares.
Entre las limitaciones del estudio, se incluyen que se preguntó a los participantes la cantidad de episodios de violencia de pareja solo al principio del estudio, pero no se evaluó en ningún otro momento. Además, la definición de lo que constituye una “discusión violenta o que podría ser violenta” no estaba definida con claridad, por lo que las respuestas pueden ser inexactas o erróneas debido a las variaciones en las percepciones individuales del suceso. Asimismo, el estudio CARDIA solo incluye a adultos tanto blancos como negros.
Los coautores son Donald M. Lloyd-Jones, M.D., Sc.M., FAHA; Kiarri Kershaw, Ph.D., M.P.H. y Laura Colangelo, M.S. Las declaraciones de los autores se encuentran en el resumen.
Este estudio fue financiado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (National Heart, Lung, and Blood Institute), una división de los Institutos Nacionales de Salud (National Institutes of Health).
Las afirmaciones y conclusiones de los estudios presentados en las reuniones científicas de la American Heart Association son exclusivas de los autores y no constituyen necesariamente la política ni la posición de la asociación. La Asociación no ofrece representación ni garantía de ningún tipo de su exactitud o confiabilidad. Los resúmenes que se presentan en los encuentros científicos de la Asociación no se revisan por pares, sino que los paneles de revisión independientes los seleccionan y los consideran en función del potencial que tengan de ser un aporte a la diversidad de temas y opiniones científicos analizados en el encuentro. Los hallazgos se consideran preliminares hasta que se publiquen como manuscrito completo en una revista científica revisada por pares.
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Recursos adicionales:
- Los recursos multimedia se encuentran en la columna derecha del vínculo de la publicación https://newsroom.heart.org/news/los-adultos-jovenes-que-sufrieron-violencia-por-parte-de-su-pareja-pueden-enfrentar-mayores-riesgos-cardiacos-en-el-futuro?preview=9f35d3671a2b2cd9e95a8f606a765aaa
- English news release
- Vínculo al resumen y al Planificador del programa en línea de las Sesiones científicas de la AHA del 2022
- Comunicado de prensa de la AHA: Las agresiones sexuales y el acoso sexual están relacionados con un mayor riesgo de hipertensión a largo plazo en las mujeres (febrero del 2022)
- Noticia de la AHA: El abuso doméstico puede dañar a largo plazo la salud de las mujeres (febrero del 2020)
- Noticia de la AHA: El TEPT puede aumentar el riesgo de ataque o derrame cerebral en adultos jóvenes (octubre del 2019)
- Si desea obtener más noticias sobre las Sesiones científicas del 2022 de la AHA, síganos en Twitter en @HeartNews #AHA22
Las Sesiones científicas del 2022 de la American Heart Association consisten en un primer intercambio mundial de los últimos avances científicos, de investigación y actualizaciones de las prácticas clínicas sobre la base de la evidencia en el área de la ciencia cardiovascular. La reunión de tres (3) días contará con más de 500 sesiones enfocadas en las actualizaciones de los avances cardiovasculares básicos, clínicos y demográficos que ocurrirán del sábado 5 de noviembre al lunes 7 de noviembre del 2022. Miles de destacados médicos, científicos, cardiólogos, personal de enfermería clínico avanzado y profesionales afines del cuidado de la salud de todo el mundo se reunirán virtualmente para participar en las presentaciones, los debates y los programas científicos básicos, clínicos y demográficos que pueden dar forma al futuro de la ciencia y medicina cardiovascular, incluidas la prevención y las mejoras en la calidad. Durante la reunión de tres días, los asistentes recibirán acceso exclusivo a más de 4,000 presentaciones de investigación originales y podrán obtener créditos de Educación médica continua (CME, por sus siglas en inglés), Educación continua (CE, por sus siglas en inglés) o Mantenimiento de la certificación (MOC, por sus siglas en inglés) para sesiones educativas. Participe en las Sesiones científicas del 2022 por redes sociales. Para ello, utilice el hashtag #AHA22.
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