Los investigadores han presentado un marco que permite asociar de forma más rigurosa el impacto de la exposición a las combinaciones de sustancias químicas que alteran el sistema endocrino con los efectos para la salud. Utilizando su enfoque para estudiar una gran cohorte de parejas humanas de madres e hijos, descubrieron que la exposición de las mujeres embarazadas a una combinación de sustancias químicas disruptoras endocrinas (EDC) puede estar asociada con el retraso del lenguaje en sus hijos. Hasta ahora solo hay una evidencia correlativa de una combinación de EDC asociada con el retraso del lenguaje y los hallazgos hacen hincapié en la necesidad de tener en cuenta las combinaciones durante las pruebas químicas y la evaluación de riesgos, además de que proporcionan un marco integrador para guiar las estrategias de evaluación de riesgos. Las EDC engloban una gran variedad de compuestos químicos, como las sustancias perfluoroalquiladas (PFAS), los ftalatos y los fenoles como el BPA, que son comunes en el medioambiente y se encuentran en una amplia gama de productos de consumo. Individualmente, se sabe que muchas EDC interfieren con la actividad hormonal y el sistema endocrino y se sospecha que se asocian a efectos adversos para la salud y a enfermedades en los seres humanos. También pueden transferirse de la madre al hijo a través de la placenta y de la lactancia materna, pudiendo provocar trastornos del desarrollo neuronal en los recién nacidos. Sin embargo, los seres humanos rara vez están expuestos a una sola de estas sustancias químicas cada vez; como están tan presentes en el medioambiente, contaminando el aire, el agua y los alimentos, la vida cotidiana nos expone regularmente a combinaciones de EDC. Dado que las evaluaciones de riesgo de estas sustancias químicas se basan a menudo en la exposición a los compuestos individuales, se sabe poco sobre los efectos adversos para la salud de las combinaciones de EDC, en particular las consecuencias para el desarrollo a largo plazo de la exposición prenatal, incluso en concentraciones poco significativas. Nicolò Caporale y sus colegas evaluaron los datos de exposición a combinaciones químicas en 1874 parejas de madres e hijos y descubrieron que la exposición a combinaciones de EDC durante los primeros meses del embarazo se asociaba a un retraso del lenguaje de la descendencia. Pasando a modelos experimentales de organoides cerebrales humanos y animales, Caporale et al. investigaron después varias mezclas de EDC identificadas durante el estudio de cohorte. Analizaron cómo las mezclas de EDC interfieren en las vías de señalización hormonal y desregulan la expresión de los genes. Utilizando los datos de referencia que esto generó sobre los rangos de exposición preocupantes, identificaron a los niños del estudio de cohorte que estaban suficientemente expuestos de forma similar, lo que permitió que los autores determinaran la proporción de esos niños con rangos de exposición preocupantes. Los resultados sugieren que el 54 % de los niños de la cohorte tuvieron exposiciones prenatales por encima de los niveles preocupantes derivados experimentalmente, lo que se tradujo en un riesgo 3,3 veces mayor de retraso del lenguaje. «Caporale et al. demostraron que los datos de cohortes epidemiológicas humanas existentes pueden utilizarse para orientar y determinar combinaciones típicas que tienen relevancia para el ser humano y, posteriormente, probar sus efectos biológicos y moleculares en modelos relevantes in vitro e in vivo», escriben Zeyan Liew y Pengfei Guo en un artículos de Perspective relacionado.
Journal
Science
Article Title
From cohorts to molecules: adverse impacts of endocrine disrupting mixtures
Article Publication Date
18-Feb-2022