News Release

Dos historias genéticas de la migración humana en Islandia y América

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Two Genetic Stories of Human Migration into Iceland and the Americas (1 of 1)

image: Skeletal remains of an ancient pre-Christian (<1000 C.E.) Icelandic female. This material relates to a paper that appeared in the 1 June 2018 issue of Science, published by AAAS. The paper, by S.S. Ebenesersdóttir at deCODE Genetics/AMGEN, Inc. in Reykjavik, Iceland, and colleagues was titled, "Ancient genomes from Iceland reveal the making of a human population." view more 

Credit: Ivar Brynjolfsson / The National Museum of Iceland

Dos historias genéticas de la migración humana en Islandia y América: Dos estudios diferentes presentan un detallado panorama de la migración, formación y evolución de las poblaciones humanas en Islandia y América, respectivamente, gracias al descubrimiento y la secuenciación de ADN antiguo de estas regiones. La gran cantidad de información histórica obtenida de estudios de ADN antiguo representa una nueva era de la arqueogenómica, según sostienen Alessandro Achilli y sus colegas en un estudio de Perspective relacionado en el que describe los dos estudios mencionados, así como otros importantes descubrimientos en este campo científico. El trabajo realizado por S. Sunna Ebenesersdóttir y sus colegas aporta información detallada acerca de la formación de las poblaciones islandesas. Los investigadores usaron datos de secuenciación genómica de los restos óseos de 27 islandeses antiguos: los primeros pobladores de Islandia, según la datación por radiocarbono. De esa manera, descubrieron que todos los islandeses antiguos eran nórdicos (provenientes de Noruega y Suecia), gaélicos (de Irlanda y Escocia) o una mezcla de estos grupos ancestrales. Este resultado tiene sentido, teniendo en cuenta que, en sus principios, Islandia fue poblada por vikingos e individuos esclavizados procedentes de Noruega y de las islas británicas e irlandesas. Sorprendentemente, la comparación entre el ADN de islandeses antiguos y el de poblaciones europeas modernas mostró que los genomas de los islandeses antiguos eran más parecidos a los de las poblaciones modernas de las islas británicas e irlandesas y de Escandinavia que a los genomas de los islandeses contemporáneos. Una de las explicaciones para esta conexión, según proponen los autores, es que aproximadamente 1100 años de deriva genética (que es el cambio en la frecuencia de ciertos genes debido a sucesos aleatorios) hicieron que las poblaciones islandesas sean lo que son hoy en día. Lo que es más interesante, el alto grado de mezcla en el patrimonio génico nórdico y gaélico de los islandeses antiguos podría explicar por qué las poblaciones islandesas modernas son excepcionalmente buenas candidatas para estudios que establecen una conexión entre genes y rasgos. La gran variación genética que resulta de esta mezcla ancestral es la más buscada para los estudios de asociación del genoma completo, en comparación con poblaciones más homogéneas, en las cuales es difícil establecer qué región del ADN produce un rasgo específico y qué región hace que un islandés sea un islandés, por ejemplo. Un segundo estudio, realizado por Christiana Scheib et al., aborda la pregunta sobre cómo llegaron a América los primeros humanos y aporta pruebas de que probablemente haya ocurrido una profunda división en las poblaciones norteamericanas y sudamericanas justo al sur del antiguo casquete glaciar Laurentino (el cual cubría una gran parte del norte de los Estados Unidos, incluido casi todo Canadá). Scheib y sus colegas secuenciaron 91 genomas de restos de indígenas de América antiguos, principalmente de California y del sudoeste de Ontario, Canadá. Descubrieron que los ontarienses antiguos eran más parecidos a otros pobladores antiguos de América Septentrional así como también a indígenas americanos modernos hablantes de algonquín. Por el contario, los genomas de californianos antiguos eran similares a los de grupos que actualmente viven en México y Sudamérica. Basándose en estos descubrimientos, los autores rechazan la teoría emergente de que la separación de los americanos del norte y del sur haya ocurrido en Beringia, frente a la placa glaciar Laurentino. En lugar de eso, sugieren que una única oleada de poblaciones americanas de la Era de Hielo migró hacia el sur de esta placa y probablemente ocurrió una división genética tras este cruce, en el rincón noroeste de la Norteamérica antigua. Vale la pena mencionar que los investigadores también descubrieron ADN tanto californiano como ontariense antiguo en las regiones del norte y del sur; por ejemplo, pocas poblaciones actuales de América Central y del Sur muestran una alta frecuencia de ADN ontariense antiguo. Por eso, los autores sugieren que hay posibles puntos en que las dos ramas divergentes se unieron, ya sea en Norteamérica o en la ruta migratoria hacia Sudamérica, por lo menos varios miles de años después de la división inicial.

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