News Release

'Nature' publica los esultados del experimento mundial The Big Bell Test

Las conclusiones del proyecto Big Bell Test permitirán en el futuro comunicaciones imposibles de espiar

Peer-Reviewed Publication

University of Seville

Performing the Experiment

image: For the first time, the thousands of decisions which each experiment requires were taken directly by humans, and not by machines. For this, the thirteen experiments had the help of more than 100,000 people. The Big Bell Test experiments will make it possible to communicate in a way that is impossible to spy on in the future. view more 

Credit: The Institute of Photonic Sciences

La revista Nature publica esta semana un artículo, entre cuyos autores figura el profesor de la Universidad de Sevilla Adán Cabello, que recoge las conclusiones de los 13 experimentos realizados en noviembre de 2016 por el proyecto Big Bell Test. Por vez primera, las miles de decisiones que requiere cada experimento han sido tomadas directamente por humanos, y no por máquinas. Para ello, los 13 experimentos contaron con la ayuda de más de 100.000 personas. Los experimentos de Bell permitirán en el futuro comunicaciones imposibles de espiar.

El 30 de noviembre de 2016, y de manera simultánea en Australia, China, Austria, Alemania, Suiza, Italia, Francia, España, Argentina, Chile y EE.UU., se llevaron a cabo 13 experimentos de física cuántica para comprobar, usando partículas de luz, átomos y sistemas superconductores, la violación de la ‘desigualdad de Bell’, un límite descubierto por el físico John S. Bell, cuya superación nos enseña que en la naturaleza hay correlaciones entre sistemas separados que no se pueden explicar suponiendo que los experimentos revelan propiedades preexistentes. La Universidad de Sevilla ha colaborado en uno de los 13 experimentos, el experimento de Bell con partículas de luz con entrelazamiento en contenedor temporal llevado a cabo en la Universidad de Concepción, en Chile. Entre las contribuciones del Big Bell Test, el profesor Cabello destaca “lo curioso que es ver cómo sistemas físicos muy dispares, sometidos simultáneamente a preguntas muy diferentes en distintas partes del planeta, siguen todos exactamente las mismas leyes”. La novedad de estos 13 experimentos simultáneos es que, por vez primera, las miles de decisiones que requiere cada experimento fueron tomadas directamente por humanos, y no por máquinas o dispositivos físicos que puediesen estar “compinchados” con las partículas de luz o los átomos. Para ello, los 13 experimentos contaron con la ayuda de más de 100.000 personas que, a través de internet y usando juegos e infraestructuras creadas por el Instituto de Ciencias Fotónicas de Castelldefels (Barcelona), generaron larguísimas secuencias de ceros y unos que iban indicando a cada laboratorio qué medidas tenían que hacer. Así, de hecho este proyecto ‘The BIG Bell Test, superó todas las expectativas de los científicos’. Los resultados de todos y cada uno de los experimentos demuestran la superación del límite de Bell, confirmando así las predicciones de la física cuántica. Más allá del resultado científico en sí mismo, la iniciativa, bautizada como el Big Bell Test (el gran experimento de Bell), muestra cómo las redes globales permiten que decenas de miles de personas participen directamente en una investigación científica puntera. El profesor de la Universidad de Sevilla Adán Cabello señala que éste es “probablemente el mayor experimento de la historia de la física, si lo medimos por el número de participantes” y “muestra, de una manera nunca vista antes, que la ciencia es una empresa colectiva de la humanidad”. Los experimentos de Bell permitirán en el futuro comunicaciones en un ámbito metropolitano imposibles de espiar. “La física cuántica permite comunicaciones seguras”, explica Cabello. Dichas comunicaciones se basan en leyes de la naturaleza, por lo que son imposibles de romper. “Los experimentos muestran lo mejor que los espías podrían hacer” para interceptar dichas comunicaciones. Si se consigue superar esos límites, se lograrán estas comunicaciones imposibles de interceptar. Sin embargo, los investigadores advierten que queda un largo camino para llevar estas conclusiones a la práctica.

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