Los científicos han editado el genoma del cerdo para desactivar una familia de retrovirus. Los resultados tienen importantes implicaciones para la medicina de trasplante en humanos. La escasez de órganos y tejidos humanos para el trasplante supone una de las más destacadas necesidades médicas por satisfacer. Un enfoque prometedor consiste en utilizar órganos de animales en seres humanos, siendo los órganos de cerdo especialmente compatibles para estos fines. El genoma del cerdo, sin embargo, incluye retrovirus endógenos porcinos (porcine endogenous retroviruses, PERV) que pueden transmitirse a otras células al cultivarse conjuntamente. Las técnicas de edición de genes podrían ser útiles para eliminar genes de virus del genoma del cerdo, allanando el camino para los trasplantes de cerdo a humano; sin embargo, hasta el momento solo se habían logrado demostrar con éxito en líneas de células, no en animales vivos. En esta ocasión, George Church, Dong Niu y sus colegas han logrado la hazaña de probarlo en animales vivos. El equipo ha confirmado por primera vez que los PERV de células de cerdo se pueden transmitir a células humanas cuando se cultivan juntos. La exposición de células humanas infectadas con PERV a células humanas no infectadas también tuvo como resultado la transmisión, resaltando la necesidad de desactivar los PERV en cerdos si algún día se produce el trasplante. A continuación, los investigadores mapearon y caracterizaron los PERV presentes en el genoma de células de fibroblastos de cerdo, identificando 25 en total. Utilizaron la herramienta de edición de genes CRISPR para desactivar la totalidad de las 25 ubicaciones genómicas. A pesar de la presencia de células altamente modificadas en la población, no pudo crecer ninguna de las células clonadas con una eficiencia de edición de PERV superior al 90 %. Sin embargo, al añadir una mezcla de factores adicionales relacionados con la reparación del ADN, el equipo fue capaz de desarrollar células viables con una desactivación del 100 % de los PERV. Cuando implantaron los embriones en cerdas, encontraron que los lechones resultantes no mostraban signos de PERV, superviviendo algunos de ellos hasta cuatro meses después del nacimiento.
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