News Release

Los monzones sudasiáticos propagan y, a la vez, eliminan los contaminantes del aire

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Mediante una campaña de investigación acerca del transporte aéreo de partículas en el que se explora la «capacidad de autolimpieza» de la atmósfera, se ha revelado que los monzones de verano en Asia del Sur podrían purificar el aire de algunos contaminantes y, a la vez, propagar otros. Este novedoso mecanismo de limpieza podría evitar consecuencias más graves de la contaminación en la región, sostienen los autores. Mientras que en Asia del Este, Norteamérica y Europa las emisiones de dióxido de azufre, óxido de nitrógeno y dióxido de carbono han disminuido desde 2010, en Asia del Sur los niveles de contaminantes en el aire continúan aumentando, principalmente debido al predominio de las plantas de energía eléctrica a partir de carbón. Durante el invierno seco, de diciembre a marzo, una gran neblina de contaminantes es arrastrada sobre Asia del Sur con dirección al océano Índico. Esta «nube atmosférica marrón» tiene un significativo impacto en la calidad del aire, el clima y el ciclo del agua de la región, pero los científicos aún no han logrado aclarar cuáles son sus efectos durante el monzón de verano. Jos Lelieveld y sus colegas plantearon la hipótesis de que un anticiclón gigante que circula en sentido horario, provocado por el levantamiento del aire en el sistema climático del monzón, lleva las emisiones contaminantes desde Asia del Sur hacia arriba. Los investigadores pusieron a prueba esta hipótesis midiendo diversos contaminantes del aire, como radicales del peróxido de hidrógeno, compuestos orgánicos volátiles, óxido de azufre y nitrógeno, y aerosoles, que se encontraban sobre Asia del Sur entre julio y agosto de 2015, desde una aeronave a altas latitudes. Descubrieron que, efectivamente, la convección del monzón transportaba los contaminantes hacia arriba hasta la parte superior de la tropósfera e incluso más allá, donde las sustancias reaccionaban con otros gases y se redistribuían por todo el mundo. Sorprendentemente, Lelieveld et al. observaron que el monzón de verano funciona a la vez como mecanismo de limpieza, dado que algunos contaminantes se oxidan y se convierten en productos menos volátiles y solubles en agua que abandonan la atmósfera por medio de la lluvia. Debido a que las emisiones en Asia del Sur continúan aumentando rápidamente, el flujo de contaminantes que son dispersados por el anticiclón podría intensificarse en los años venideros, explican los autores.

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