Los bosques tropicales liberan más dióxido de carbono a la atmósfera que el que recogen de ella, según un nuevo estudio que revela que la mayor parte de esta liberación se debe a la deforestación y la degradación. Los estudios para determinar la contribución global del carbono de los trópicos han dado lugar a resultados muy diferentes, con autores que sugieren que estos bosques actúan como sumidero global de carbono y otros que sugieren que son una modesta fuente en términos netos. La respuesta es fundamental para comprender la ciencia del clima y proporcionar información para políticas de mitigación del cambio climático. En su análisis, Alessandro Baccini et al. analizaron la densidad de carbono de la vegetación leñosa viva en regiones tropicales de América, África y Asia para el período 2003-2014. Se combinaron una amplia gama de datos que incluían estimaciones de carbono de la NASA, imágenes de satélite y mediciones de campo. Los autores informan de que las pérdidas de carbono superan las ganancias en todos los continentes, con las mayores pérdidas, del 60 %, registradas en los trópicos del continente americano. Sin embargo, la gran mayoría del área de tierra localizada en los trópicos no mostró ningún cambio significativo en el carbono durante el período de estudio de 12 años, con tan solo un 15 % del área total con pérdidas y solamente un 6 % con aumentos. La mayor parte de la pérdida ocurrida se debió a la deforestación y la degradación, especialmente en los trópicos de América y África. Cabe señalar que los autores descubrieron tendencias entre las políticas locales y la abundancia de carbono; en Brasil, por ejemplo, las pérdidas decrecientes en la densidad de carbono son evidentes durante el período inicial del estudio, algo que los autores atribuyen a las reducciones en la producción de soja y ganado, al aumento de la supervisión y del cumplimiento, con multas y embargos, en relación con la deforestación ilegal y la creación de nuevas áreas protegidas.
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