Según un nuevo estudio, los cerebros modernos similares a los humanos evolucionaron comparativamente más tarde en el género Homo y mucho después de que los primeros humanos se dispersaran por primera vez desde África. Al analizar las impresiones dejadas por cerebros antiguos que una vez se encontraron en el interior de cráneos ahora fosilizados, los autores descubrieron que los cerebros de Homo más antiguo conservaban una organización primitiva del lóbulo frontal similar a la de un gran simio. Estos hallazgos desafían la suposición de larga data de que la organización del cerebro similar a la humana es un sello distintivo del Homo temprano y sugieren que la historia evolutiva del cerebro humano es más compleja de lo que se pensaba anteriormente. Nuestros cerebros modernos son más grandes y estructuralmente diferentes a los de nuestros parientes vivos más cercanos, los grandes simios, y especialmente en áreas del lóbulo frontal relacionadas con tareas cognitivas complejas, como la fabricación de herramientas y el lenguaje. Sin embargo, no se comprende bien cuándo surgieron estas diferencias clave durante la evolución humana. Uno de los principales desafíos en el seguimiento de la evolución del cerebro en las primeras especies de homínidos es que los tejidos cerebrales rara vez se fosilizan. Como resultado, gran parte de lo que se conoce se deduce de la forma y las estructuras presentes en la superficie de los contenedores del cerebro en los escasos cráneos fosilizados. Las representaciones de estas superficies -o endocasts- pueden revelar patrones de impresiones que representan los pliegues y las hendiduras del cerebro, junto con la vasculatura circundante. Utilizando una colección de cráneos fósiles de Homo bien conservados procedentes del sitio de Dmanisi, en la actual nación de Georgia, y una muestra comparativa de otros procedentes de África y el sudeste asiático, Marcia Ponce De León y sus colegas lograron realizar un seguimiento de cambios clave en la organización cerebral de los primeros Homo hace aproximadamente 1,8 millones de años (Ma). Descubrieron que ciertas innovaciones estructurales en las regiones cerebrales que se pensaba que permitían muchos de los comportamientos y habilidades exclusivos de los humanos surgieron en un momento posterior de la evolución de Homo. Según Ponce De León et al., los hallazgos sugieren que la reorganización cerebral moderna similar a la humana -que probablemente tuvo lugar hace entre 1,7 y 1,5 Ma- no era un rasgo necesario para el género Homo, ni tampoco un requisito previo para las primeras dispersiones de Homo en Europa y Asia. En un artículo de Perspective relacionado, Amélie Beaudet comenta este estudio en mayor detalle.
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