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¿Se puede prevenir la artrosis postraumática interrumpiendo la fuente de energía de la célula tras una lesión?

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Un grupo de científicos informa de que, tras una lesión, apuntar a las mitocondrias --conocidas como las pequeñas plantas de energía de las células-- podría ayudar a proteger las articulaciones del deterioro del cartílago. Esta estrategia podría ayudar a evitar la destrucción progresiva del cartílago, que frecuentemente ocurre después de que una persona sufre una fractura en una articulación; esta degeneración se conoce como «artrosis postraumática» (APT) y compromete la calidad de vida de más de 5,6 millones de estadounidenses cada año, sin que para ella exista actualmente tratamiento. Las fracturas exponen el delicado tejido del interior de las articulaciones a una avalancha de sangre oxigenada y compuestos antiinflamatorios, lo que Mitchell Coleman et al. especulan que podría causar un brote de actividad en las mitocondrias contenidas en los condrocitos. Para evitar que las mitocondrias hiperactivas produjeran dañinas formas reactivas de oxígeno, los científicos utilizaron un compuesto llamado «amobarbital», un sedante usado en ocasiones para tratar la ansiedad y que también inhibe la generación de energía celular. Los investigadores mezclaron el amobarbital con un hidrogel activado por el calor que es líquido a temperatura ambiente, solidificándose dentro de la articulación para garantizar que el compuesto llegue a la zona de la lesión. Las inyecciones del gel de amobarbital (o de otro inhibidor de la función mitocondrial, llamado «N-acetil-L-cisteína» o NAC) colocadas en tobillos de cerdos miniatura (anatómicamente similares a los de los humanos) con fracturas articulares quirúrgicamente estabilizadas protegieron a los animales de los destructivos efectos sobre los cartílagos propios de la APT. Un año después de la lesión, el cartílago del tobillo de los cerdos miniatura tratados estaba menos deteriorado que el del grupo de control, sin que los animales mostraran signos de dolor artrósico. Coleman y sus colegas, además, confirmaron que el amobarbital no resultó tóxico para condrocitos humanos en cultivo, afirmando que sus descubrimientos indican que apuntar a las mitocondrias como dianas terapéuticas tras fracturas articulares podría mejorar sustancialmente la calidad de vida de los pacientes con APT.

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