SAN DIEGO, 25 de marzo de 2025 — El plástico está en todas partes. Y muchos productos que usamos en la vida diaria, como tablas de cortar, prendas de vestir y esponjas de limpieza, pueden exponer a las personas a partículas diminutas de plástico, llamadas microplásticos, que miden micrómetros de ancho. Ahora, la goma de mascar podría sumarse a la lista. Los investigadores de un estudio piloto descubrieron que masticar goma de mascar puede liberar cientos o miles de microplásticos por pieza en la saliva, los cuales podrían ser ingeridos.
Los investigadores presentarán sus resultados en el encuentro de primavera de la American Chemical Society (ACS). El encuentro de primavera de 2025 de la ACS, que se realizará del 23 al 27 de marzo, incluye unas 12 000 presentaciones sobre diversos temas científicos.
«Nuestro objetivo no es alarmar a nadie», dice Sanjay Mohanty, investigador principal del proyecto y profesor de Ingeniería de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA). «Los científicos no saben si los microplásticos son dañinos para nosotros o no. No hay estudios en humanos. Pero sabemos que estamos expuestos a los plásticos en la vida cotidiana, y eso es lo que queríamos examinar aquí».
Estudios en animales y con células humanas sugieren que los microplásticos podrían ser perjudiciales. Mientras esperamos respuestas más definitivas de la comunidad científica, las personas pueden tomar medidas para reducir su exposición a los microplásticos.
Los científicos estiman que los seres humanos consumen decenas de miles de microplásticos (entre 1 micrómetro y 5 milímetros de ancho) todos los años a través de alimentos, bebidas, envases de plástico, recubrimientos y procesos de producción o fabricación. Sin embargo, no se ha estudiado de manera exhaustiva la goma de mascar como fuente potencial de microplásticos, a pesar de su popularidad mundial. Por eso, Mohanty y Lisa Lowe, una estudiante de posgrado en su laboratorio, decidieron investigar cuántos microplásticos podría ingerir una persona al masticar gomas de mascar naturales y sintéticas.
Las gomas de mascar están hechas de una base gomosa, edulcorantes, saborizantes y otros ingredientes. Las gomas de mascar naturales usan un polímero de origen vegetal, como el chicle o savia de otros árboles, para lograr la textura adecuada, mientras que otros productos usan bases de caucho sintético derivadas de polímeros de petróleo.
«Nuestra hipótesis inicial era que las gomas de mascar sintéticas liberarían muchos más microplásticos, ya que su base es un tipo de plástico», dice Lowe, quien comenzó el proyecto como pasante de pregrado en UCLA y es la presentadora de esta investigación.
Los investigadores probaron cinco marcas de goma de mascar sintética y cinco marcas de goma de mascar natural, todas comercialmente disponibles. Mohanty explica que querían reducir el factor humano de los patrones de masticación y la saliva, por lo que hicieron que una persona masticara siete piezas de cada marca.
En el laboratorio, la persona masticó cada pieza de goma de mascar durante 4 minutos, y se recolectaron muestras de saliva cada 30 segundos, seguido de un enjuague bucal final con agua limpia. Todas las muestras se combinaron en una sola. En otro experimento, se recolectaron muestras de saliva periódicamente durante 20 minutos para analizar la tasa de liberación de microplásticos de cada pieza de goma de mascar. Luego, los investigadores midieron la cantidad de microplásticos presentes en cada muestra de saliva. Las partículas de plástico se tiñeron de rojo y se contaron bajo el microscopio, o se analizaron mediante espectrometría infrarroja por transformada de Fourier, que también proporcionó la composición polimérica.
Lowe midió un promedio de 100 microplásticos liberados por gramo de goma de mascar, aunque algunas piezas liberaron hasta 600 microplásticos por gramo. Una pieza típica de goma de mascar pesa entre 2 y 6 gramos, lo que significa que una pieza grande podría liberar hasta 3000 partículas de plástico en total. Si una persona promedio mastica entre 160 y 180 tiras de goma de mascar pequeñas al año, los investigadores estiman que esto podría resultar en la ingesta de alrededor de 30 000 microplásticos. Si una persona promedio consume decenas de miles de microplásticos al año, masticar goma de mascar podría aumentar significativamente esa cantidad.
«Sorprendentemente, tanto las gomas de mascar sintéticas como las naturales liberaron cantidades similares de microplásticos al masticarlas», dice Lowe. Además, ambas contenían los mismos polímeros: poliolefinas, tereftalatos de polietileno, poliacrilamidas y poliestirenos. Los polímeros más abundantes en ambos tipos de goma de mascar fueron las poliolefinas, un grupo de plásticos que incluye polietileno y polipropileno.
La mayoría de los microplásticos se desprendieron de la goma de mascar durante los primeros 2 minutos de masticar. Sin embargo, Mohanty aclara que no se liberaron debido a las enzimas en la saliva, sino que el acto de masticar es lo suficientemente abrasivo como para lograr que las partículas se desprendan. Después de 8 minutos de masticación, se había liberado el 94 % de las partículas de plástico recolectadas durante las pruebas. Por eso, Lowe sugiere que, si las personas quieren reducir su exposición potencial a los microplásticos de la goma de mascar, mastiquen una pieza por más tiempo en lugar de cambiarla por una nueva.
El estudio se limitó a identificar microplásticos de 20 micrómetros de ancho o más debido a los instrumentos y las técnicas utilizados. Mohanty señala que es probable que no se detectaran partículas de plástico más pequeñas en la saliva y que se necesita realizar más investigaciones para evaluar la posible liberación de plásticos de tamaño nanométrico en la goma de mascar.
«El plástico liberado en la saliva es una pequeña fracción del plástico total que contiene la goma de mascar», concluye Mohanty. «Por eso, es importante ser conscientes del medioambiente y no tirar la goma de mascar al suelo ni pegarla en una pared». Si la goma de mascar usada no se desecha correctamente, también se convierte en otra fuente de contaminación plástica para el medioambiente.
La investigación fue financiada por la UCLA y el programa Maximizing Access to Research Careers de la Universidad de Hawái, que es financiado por los Institutos Nacionales de Salud y el Consejo de Protección de California.
El método experimental del estudio fue aprobado por el comité de revisión interna de la UCLA.
Visite el programa de la ACS Spring 2025 para obtener más información sobre esta presentación, “Chewing gums: Unintended sources of ingested microplastics in humans,” y otras presentaciones científicas.
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Nota para los periodistas: Notifique que esta investigación se presentó en una reunión de la American Chemical Society. La ACS no realiza investigaciones, sino que publica y difunde estudios científicos revisados por expertos.
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Title
Chewing gums: Unintended sources of ingested microplastics in humans
Abstract
Chewing gum is commonly used worldwide to freshen breath, promote oral health, and deliver medications. However, it contains plant-based or synthetic plastic polymers to enhance texture and flavor retention, making it a source of microplastics. These microplastics can be ingested through saliva produced while chewing gum. The exact amount of microplastics a person may ingest from gum has not been quantified. We aim to examine the release of microplastics from chewing gum during their consumption. 10 natural and synthetic gums were chewed by a human subject for a specific period (2 min to 20 min), and the saliva results during chewing were collected and analyzed for microplastics using an FTIR microscope and smartphone-enabled method to quantify microplastics. The results reveal that each gram of gum can release up to 637 microplastic particles, with 94% being released within the first 8 minutes of chewing. Interestingly, synthetic gums released a similar amount of microplastics as natural, plant-based gums (p > 0.8). Most of the released microplastics were small, with a median size of 45.4 µm, though smaller particles might have been missed due to the limitations of detection methods like FTIR. Four main plastic polymers were detected in the saliva, with polyolefins being the most common. These findings suggest that chewing gum may lead to the direct ingestion of microplastics, potentially posing health risks.